LONDRES – Al salir de la estación de trenes de Wimbledon, la imagen de Emma Raducanu es omnipresente.
La campaña de una famosa marca de agua mineral viste la fachada de un comercio con la figura despampanante de la tenista más apetecida por la publicidad.
En la siguiente esquina resalta su imagen nuevamente. Más grande e imponente. En las paredes de vidrio de una empresa multinacional británica de banca y servicios financieros ella luce dispuesta a realizar un servicio, o con la mirada fija en su oponente.
En distintas industrias sus derechos de imagen han sido inmensamente apetecidos. Telefonía móvil, ropa deportiva, moda, aerolíneas y automotoras. Tan irresistibles son desde que saltó a la fama, que aún sin grandes (ni medianos) éxitos en la pista de tenis en casi tres años, la tenista de 21 años se ha mantenido en los primeros puestos de las deportistas que más dinero facturan.
Una paradoja impresionante. Su corta carrera ha transitado en polos opuestos con una historia incomparable: ganó diez partidos seguidos en Nueva York para ser la campeona del US Open 2021 desde las clasificaciones; no disputó ninguna otra final y tuvo que luchar con múltiples lesiones y acabó operada de ambas muñecas.
Si Raducanu ya saboreó lo que es discutiblemente el máximo logro en el tenis y también conoció una condición muy trágica (¿tener inmóviles ambas manos no es acaso uno de los peores dramas para un tenista?), ahora la ex 10 del mundo quiere conocer la normalidad.
Está de vuelta en el All England Club. Tiene la Cancha Central para continuar ese camino, algo como «ser una tenista top 30 que compite en el tour la mayoría se las semanas», propuso el periodista Giri Nathan en The Second Serve: «Un nivel que sin problemas podría alcanzar con el talento que tiene».
De vuelta al All England Club después de dos años superó a Renata Zarazua por 7-6 (7-0) y 6-3. La mexicana recibió una buena y sorprendente noticia en la mañana del lunes: Yekaterina Aleksandrova se retiró por lesión y ella se convirtió en la Lucky Loser elegida para saltar al estadio más importante del tenis.
«Si supero la primera ronda, estaré en la luna», dijo Raducanu el sábado. Tendrá que volver pronto a la Tierra, ya que en la segunda ronda se enfrenta a la belga Elise Mertens.
«Creo que estoy en un buen momento. El año pasado trabajé mucho a finales de año para recuperar la salud. He continuado ese trabajo a lo largo de este año. Me siento bien en mi cuerpo. No tengo dudas», afirmó Raducanu. Sorprendentemente, la campeona de un Grand Slam venció por primera vez a una jugadora top ten un par de semanas antes de Wimbledon (en Eastbourne, contra Jessica Pegula). Otro récord en su atípica trayectoria.
Raducanu tiene suficiente dinero en su cuenta para hacer millonarias a varias generaciones, aunque no ha establecido lazos de confianza a largo plazo con un equipo de entrenadores.
Posee un palmarés deportivo con el que cualquiera estaría encantado de jubilarse, aunque no ha vuelto a jugar finales en el circuito.
Es dueña de una fama imperecedera, pero no ha podido participar regularmente en las distintas giras que ofrece el circuito y depende de las invitaciones para jugar torneos.
En 2024 podría encontrar el camino que la lleve a una la vida normal de una tenista.
