«Esto es París» y las consecuencias por no haber dejado hablar al francés

Ahora no se sorprendan porque el francés esté sediento de venganza, si tuvo que lidiar con la peor hinchada de todo el circuito ATP en lo que va de 2024.

Corentin Moutet sacó lo mejor de su tenis y de su personalidad cuando fue a jugar a Chile, y se encontró con un público maleducado que jamás entendió esa parte tan linda que tiene el tenis: la polémica y la tensión entre los rivales.

“Revancha contra Jarry en Roland Garros. Recuerdo bien la bienvenida que me dieron en su casa (Chile Open). Espero que ustedes tengan ganas de mostrarle que esta vez nosotros estamos en casa. Estén listos y ruidosos. Esto es París”, escribió Moutet en su cuenta de Instagram luego de conocerse que Moutet se cruzará con el chileno Nicolás Jarry en la primera ronda de Roland Garros.

El francés recibió en el Chile Open un baño de mala educación. Porque una cosa es alentar efusivamente al jugador compatriota, e incluso celebrar con más fuerza los errores del rival: la habilidad de una hinchada de meterse en la cabeza del oponente y sumar presión en los momentos delicados, algunas veces define partidos y campeonatos. No hay nada más aburrido que esas multitudes sin alma. Cuando las gradas rugen, el deporte vibra.

Y sin ser purista de criticar a quienes interrumpen el momento sagrado de un tenista entre el primer y segundo servicio, hay que recalcar que lo peor vino al final.

«Chicos, por favor, un minuto. No me iré de aquí».

Moutet pidió a la gente del estadio que por un instante cesaran los abucheos durante su entrevista en pista luego de vencer al favorito local. La hostilidad no paró, y él decidió continuar: “Es muy triste lo que pasó hoy. El deporte es un momento para compartir, para unirnos. Sé que juego contra un chileno, pero no me hace alguien malo».

Habrán estado enojados esos fans chilenos porque perdió el favorito local y defensor del título contra un jugador de menor ranking que planteó un partido de manera muy inteligente; o quizás, iban con sangre en el ojo porque en 2023 Moutet cuestionó la sanción por dopaje al chileno.

Lo que no entendieron, es que esa vez en Santiago, el francés lo hizo todo bien. Arrancó con una genialidad, un ace con saque por abajo, y de ahí en más sacó lo mejor de su personalidad para sobrevivir a la antipatía de la multitud. Se retroalimentó con ello.

El tenis necesita picante, y Moutet es de esos personajes que entretienen y saben condimentar, algo necesario para mantener la buena salud del deporte.

Estén listos y ruidosos, ici, c’est Paris. Con referencia a la frase del PSG incluida. Esto es París.

Jarry ya tuvo que enfrentar a multitudes estrepitosas este año. Lo hizo en Argentina, cuando el público del Buenos Aires Lawn Tennis Club hizo lo posible porque no rindiera, ya sea cuando jugó contra las estrellas extranjeras Wawrinka o Alcaraz, o contra los argentinos Etcheverry y Díaz Acosta. Sin abucheos. Sin insultos. Sin manifestaciones negativas durante las entrevistas en pista.

Ahora es París. Jugarán en la Court Simonne-Mathieu, donde aparecen los verdaderos hinchas, donde todo lo que viene de las tribunas se siente más intenso. Jarry tendrá que demostrar que está en un muy buen momento y que tiene mejor ranking ante un rival que convocó a su barra brava.

Aprecien el tenis. Aprecien el espectáculo. Aprecien las distintas personalidades que se expresan dentro de un rectángulo dividido por una red. Griten. Griten fuerte, pero no falten el respeto, que todo el mundo está mirando.

Dejen jugar. Dejen hablar.