LONDRES – Hubert Hurkacz y Arthur Fils se estaban sacando chispas en el Court 2 de Wimbledon, empatados a siete puntos en el tiebreak del cuarto set, cuando el polaco intentó el célebre «The Becker Dive» con duras consecuencias.
Hurkacz ganó el punto de manera espectacular lanzándose con todo su cuerpo para volear hacia su lado derecho y atajar la bola de su rival. ¿A qué costo? El número 7 del mundo se lastimó su rodilla derecha. Quedó en el suelo por varios minutos hasta que llegó el fisioterapeuta de turno a ayudarlo. Luego volvió con un vendaje a la pista, y ocurrió algo insólito: hizo la misma jugada, pero esta vez el passing shot del francés fue exitoso. Al punto siguiente se retiró cuando el francés disponía de match point. Fue 7-6 (7-2), 6-4, 2-6 y 6-6 (8-7) y abandono para el joven de 20 años.
Se despidió del público al borde de romper en llanto y salió cojeando de la pista, muy decepcionado tras un final inesperado. A pesar del dolor autografió una pelota de tenis gigante a un niño en las tribunas. «Estábamos jugando súper bien, con grandes puntos. Hubi saltaba por todas partes! Es una pena que a un amigo como él le haya pasado esto», dijo Fils, quien jugará en tercera ronda de un Grand Slam por primera vez.
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«¿Viste que al siguiente punto volvió a lanzarse? Tiene problemas en la cabeza», bromeó Stan Wawrinka con Gael Monfils. Ambos iban camino a esa misma cancha para disputar su partido, comentando lo sucedido.
El golpe que hoy le causó dolor y tristeza al polaco fue popularizado en 1985 por el ex número uno del mundo, precisamente en la Cancha Central en el año en que el alemán se convirtió en el campeón masculino más joven del torneo. «Es un golpe que manda un potente mensaje a tu oponente, porque dice que estás ahí para pelear cada pelota y arriesgar tu cuerpo de ser necesario», explicó alguna vez Becker.
Tras haber llegado a la final del ATP 500 de Halle hace dos semanas, Hurkacz se perfilaba como uno de los favorito para pelear en las rondas finales en el All England Club.
El «Becker Dive» le pasó la cuenta a Hurkacz. Arriesgó demasiado y, lesionado, quedó fuera de Wimbledon.
